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Tenet


★★★☆☆



Título en España
Tenet

Dirección
Christopher Nolan

Reparto
John David Washington
Elizabeth Debicki
Robert Pattinson

Año
2020

Duración
2h 30min

Género
Acción
Thriller

Este año, una cinta ha tenido el dudoso honor de ser esperada como la gran salvadora de la exhibición en salas en un contexto de pandemia. Si alguien podía autoimponerse tamaña responsabilidad, este no es otro que Christopher Nolan. El director lo hace con un gran salto al vacío y de fe en el séptimo arte.


Lejos de la desproporcionada expectativa creada, la nueva película del cineasta británico se ha dado de bruces con una dura realidad sanitaria de la que solo cabía refugiarse en las plataformas de streaming, para lamento de Nolan, que asistió al primer fracaso de su exitosa carrera. Un fracaso que hay que matizar y que para nada lo es en lo artístico.

Tras haber probado con una épica espacial y con una cinta bélica de corte contemplativo, el director vuelve a sus derroteros, pero esta vez de forma significativamente distinta. La ausencia de Wally Pfister, su operador habitual en la primera parte de su carrera, se hace notar en una obra que, si bien parece volver al imaginario propuesto por su predecesora Origen (Inception, 2010), lo hace de una forma mucho más física y menos estilizada, ahondando en las virtudes del gran formato y en el uso de trucas visuales que reduzcan al máximo el CGI.


Sería difícil plantear una sinopsis de Tenet sin caer en un laberinto del que es imposible salir. Quizás sea más aconsejable parafrasear al personaje que interpreta Dimple Kapadia cuando dice: “No tienes que entenderlo. Siéntelo”. Y aquí topamos con el primer problema de la película. Si bien Nolan nunca se ha caracterizado por imprimir emoción a sus películas (ni tampoco humor), resulta difícil seguir la historia desde un prisma emocional.

La película comienza con la muerte de un director de orquesta y eso parece apuntar a la idea de que asistimos ante un replanteamiento del paradigma. En todo momento estamos viendo una película del agente 007… pero no. Un Bond, sí, pero con la salsa picante con la que Nolan acostumbra a condimentar sus propuestas. El carácter estereotipado de los jugadores de este tablero así parece corroborarlo. El protagonista de la función, llamado no por casualidad “El Protagonista” y el villano unidimensional que interpreta de la forma más digna posible (aunque en ocasiones rozando el ridículo) Kenneth Branagh, parecen dar una pista del posible homenaje hacia ese viejo cine de espías que aquí el cineasta parece querer reinventar.


Quizás sea más aconsejable parafrasear al personaje que interpreta Dimple Kapadia cuando dice: “No tienes que entenderlo. Siéntelo.”


︎


Mención aparte merecen Pattinson y Debicki, que consiguen insuflar de profundidad y emoción a unos personajes supeditados a las necesidades de un guion de hierro que avanza a la velocidad del rayo. No hay espacio para la emoción, si acaso para ligeros apuntes acerca de la atracción entre Debicki y Washington, o sobre la relación de amistad que mantuvo este último con Pattinson, cuya despedida de la historia pretende conmovernos cuando quizás ya sea demasiado tarde.

Junto a estos actores aparece, como no, Sir Michael Caine, el talismán de Nolan, interpretando un personaje meramente testimonial que, obviamente, se llama Sir Michael. Resulta también estimulante la recuperación del gran Martin Donovan, con el que Nolan ya trabajó en Insomnio (Insomnia, 2002) y que aquí ofrece una pequeña intervención.


Por lo demás, la suma de lugares comunes en la filmografía de Nolan hacen de esta obra un épico compendio Nolaniano que en ocasiones parece subirse a hombros de sus anteriores películas, interpelándolas de manera más o menos explícita con el afán de ir a lo que de verdad importa y así no perder el tiempo con más explicaciones de las que ya de por sí hay. No pueden faltar, pues, la figura del científico, aquí interpretado por una mujer, que hace el papel de Morgan Freeman en la trilogía del Caballero Oscuro quien, a su vez, era un simulacro de Q, de la saga Bond.

Tampoco una introducción trepidante que adelanta lo que veremos a continuación en forma de set piece y, por supuesto, toda la artillería pesada del británico, a saber, vehículos que chocan, cristales que revientan, grandes edificios que escalar o desde los que saltar, gente que se desplaza en tirolinas, que asciende, que desciende, que hace salto base, bungee jumping… Todo a lo grande. Se echa en falta la presencia de motoristas anónimos en la persecución, pero aquí su ausencia es suplida con un buen camión de bomberos y con un Boeing 747 reventado.

Puede que Tenet sea la película más grande de Nolan. Pero desde luego no la más redonda. De sus imágenes se desprende la madurez (o cansancio) de un autor que parece haber llegado a la cima de sus posibilidades creativas. Solo el tiempo dirá si estamos asistiendo a su ocaso o al inicio de otra etapa en su filmografía. A pesar de la recepción tibia que ha tenido su última obra, cabe esperar que el tiempo la ponga donde de verdad corresponde. Algo me dice que Nolan nunca da puntada sin hilo, pero aquí el hilo es, quizás, demasiado invisible. (FIN)

︎  Sergio Román







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